Matthew McConaughey hizo su debut en la pantalla grande en 1993 como un marihuano texano bonachón y de buen ver en Dazed and Confused, y luego adquirió fama como un galán rompecorazones, consolidando su reputación de peso ligero en Hollywood.
Muy exitoso y taquillero, sin duda, pero aun así un peso ligero. Más "estrella de cine" que actor en serio. Así fue hasta Dallas Buyers Club, estrenada este año.
Al aceptar un personaje que no es ni bien parecido ni de buen carácter, y habiendo bajado de peso para el papel, McConaughey está recibiendo grandes elogios y ya es mencionado para un Oscar.
Su actuación le ha valido nominaciones para el premio al mejor actor por el Gremio de Actores de la Pantalla y para un Golden Globe. La revista GQ lo nombró el Protagonista del Año.
En una entrevista con GQ, McConaughey, de 44 años, se refirió a la idea que se tiene de él --"siempre al aire libre, sin camisa en la playa, hace muchas comedias románticas, la novia lo quiere y es bien parecido. Es como si se levantara de la cama e hiciera ver las cosas fáciles"-- y a su transformación de galán a peso pesado.
"Mi relación con la actuación era buena", dijo McConaughey. "Pero como en cualquier relación, uno tiene que sacudir la situación. No quiere decir que lo que estábamos haciendo fuera cosa menor. Simplemente quería energizarme. Fue como decir, 'vamos a prenderle chispa a esto'".
Esa chispa prendió hasta dar lugar a su revolucionario papel en Dallas Buyers Club.
"McConaughey es famoso por haber bajado 40 libras para interpretar a Ron Woodroof, el electicista de Dallas que se transformó de redneck homofóbico a distribuidor de fármacos para el SIDA y activista", escribió Chris Vognar, el crítico de cine del Dallas Morning News. "Pero es su energía y su empatía sin límites lo que realmente deslumbra. McConaughey actualmente es el faro de la cinematografía en Texas, una auténtica estrella de cine cuyo talento es más que profundo".
Woodroof es un vaquero urbano del nuevo milenio: crudo, complicado, cascarrabias, orgulloso, lleno de tics y estereotipos, a ratos mezquino y en otros noble. Y siempre peleándose con la burocracia. En otras palabras, un personaje que todos conocemos de la vida real.
O dicho de otra forma, una representación que amerita un reconocimiento como finalista a Texano del Año del Dallas Morning News.
Es un papel de nuestros tiempos, y el cual cambió la percepción que se tenía de McConaughey.
Después de una carrera llena de papeles livianos --comedias románticas y películas que explotaron al máximo su atractivo taquillero (Surfer Dude y Magic Mike)--, McConaughey dio indicios de que venía para quedarse en Mud, el año pasado.
En esa película interpretó a un desaliñado asesino fugitivo que convence a un par de adolescentes de ayudarle a reunirse con un amor perdido. Pero su personaje en Mud fue apenas una provocación. Woodroof fue una revelación, una transformación lograda sin un buen físico o carisma.
GQ destacó que McConaughey carga un pedazo de papel arrugado, que hace poco redescubrió en un pantalón viejo, y que dice: "Ojalá disfrutara ver mis películas como disfruto hacerlas". Y vaya que disfrutó Dallas Buyers Club.
McConaughey además se ha convertido en la cara y voz del Texas moderno: seguro de sí mismo, independiente, relajado, de buen cabello, de voz calmante.
Tal vez reconozca su voz cansina, de tono travieso, vendiendo electricidad en televisión y radio para Reliant Energy. McConaughey es la personificación misma de este estado, y el rol le queda a la perfección.
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