Rick Perry era un paladín del activismo conservador mucho antes de que naciera el movimiento tea party. Supervisó el auge de empleos en Texas y se convirtió en el gobernador más poderoso en el estado desde la Guerra de Secesión.
Pero a nivel nacional, es mejor conocido por sus lagunas mentales en debates presidenciales y por solapar la noción de que Texas estaría mejor si se separara de la Unión Americana.
Ahora, el gobernador con más tiempo en el cargo en la historia de Texas va a dejar el puesto. Perry anunció el lunes que el año próximo no se postulará a un cuarto periodo.
"Ha llegado el momento de pasar la estafeta. Hoy anuncio que no voy a postularme a la reelección para gobernador de Texas", informó. "Pasaré los próximos 18 meses trabajando para crear más empleos, oportunidades e innovación, y voy a liderar activamente este gran estado".
Fue escueto al hablar de su futuro, diciendo que tomaría decisiones en el momento apropiado. Pero inmediatamente empezó la especulación de si lo que hace es preparar el camino para una nueva campaña presidencial. De ser así, tiene mucho trabajo por delante, afirman los analistas.
"Él empieza en desventaja", dijo el republicano Hogan Gidley, asesor del ex senador por Pennsylvania Rick Santorum y el ex gobernador de Arkansas Mike Huckabee, ambos fallidos aspirantes presidenciales.
Perry nunca había perdido una elección en sus 27 años en la política y se convirtió en favorito cuando se lanzó a la contienda presidencial republicana en agosto del 2011.
Pero sus aspiraciones a la Casa Blanca se desvanecieron espectacularmente, culminando con un debate en Michigan en el que Perry recordó que había prometido cerrar los Departamentos de Comercio y Educación, pero se olvidó del tercero, el Departamento de Energía.
El comediante televisivo Jimmy Fallon bromeó: "Resulta ser que George Bush fue el gobernador texano inteligente".
Esos incidentes, no obstante, prácticamente no mellaron su influencia en Texas.
Perry, que asumió el puesto cuando el entonces gobernador George W. Bush lo dejó para irse la Casa Blanca en el 2000, sentó el tono de su gobierno en junio siguiente, al vetar más de 80 propuestas de ley en lo que se conoció en Austin como "La masacre del Día del Padre".
La Legislatura no fue capaz de revertir el veto.
Pero la mayor parte de su poder proviene de su longevidad en el puesto. Ha estado en el cargo suficiente tiempo como para nombrar a funcionarios leales en todas las posiciones importantes del estado.
"Ha convertido al estado en su feudo personal", dijo Matt Glazer, un consultor demócrata.
El gobernador dijo el lunes que mira con entusiasmo "los próximos 18 meses hasta el fin de mi periodo. Cualquier consideración futura la anunciaré a su tiempo y tomaré la decisión apropiada. Pero mi enfoque seguirá en Texas"
Reacciones encontradas
La reacción al anuncio de Perry fue mixta entre activistas y funcionarios estatales latinos.
Algunos consideran a Perry un líder excepcional que logró mantener a flote las finanzas estatales en medio de la Gran Recesión económica, y cuyo estado ha generado más empleos que ningún otro en la Unión Americana.
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